martes, 21 de abril de 2015

Rodeando el Pantano del Ebro


20/04/15






Han sido varias las salidas que he realizado a lo largo del otoño/invierno, pero en todas ellas apenas he sacado un par de fotos en todo el recorrido y me parecía un poco triste colgar la crónica con cuatro imágenes.

La de esta mañana llevaba los mismos derroteros que las anteriores, y más cuando me he dado cuenta que la cámara que me trajeron los reyes estaba sin pila…falta de previsión. La verdad es que lo de hoy no estaba planeado, y surgió por la mañana, por lo que no hubo tiempo de ponerme a cargar la batería. Las fotos de hoy han salido todas con una especie de niebla que da pena verlas, creo que es debido a que llevaba el móvil en el bolsillo del pantalón, y dado que la temperatura era baja, la condensación ha hecho el resto del trabajo. No por ello voy a dejar de colgar la crónica…

A las nueve y poco de la mañana ya estaba brillando el sol con fuerza y la temperatura no es de menos de quince grados, por lo que presto arranco la moto y salgo hacia Sarón. Desde mi casa hasta éste punto no hay más de quince kilómetros, pero ha habido más tráfico en este trayecto que en el resto de la jornada, así que estupendo.

Dejamos atrás Sarón y continuamos en dirección Selaya, que a pesar de ser una mañana calentita, en este tramo al discurrir al borde del rio Pisueña y estar en zona relativamente sombría, se nota el frescor. Parada técnica para repostar, ya que la siguiente gasolinera esta en Espinosa de Los Monteros, y me debía de quedar menos de un cuarto de depósito. Nada más pasar Selaya, tomamos el desvío que nos lleva por el Alto del Caracol hasta San Roque de Rio Miera. Es un puerto que el que rápidamente vas ganando altura, ofreciendo unas vistas muy completas del valle en el que se encuentra Selaya:






















Desde este punto se puede ver el mar, aunque la distancia en línea recta no es excesiva. Pena que con la bruma del móvil no se pueda apreciar.





El asfalto se encuentra en buen estado, y está completamente seco, y no me crucé más que al panadero, por lo que en un momento me planto en lo alto:




La bajada nos lleva a los pies del Puerto de Lunada, a apenas dos kilómetros de San Roque de Rio Miera. Para llegar a este punto he cogido el camino largo, ya que podía haber llegado subiendo por Lierganes; pero es una carretera que no me gusta mucho, sobre todo el tramo desde Mirones, ya que la carretera es tremendamente estrecha, sin delimitador de carril y con curvas muy cerradas.

Pues para arriba de Lunada que vamos. Este puerto aún no le había hecho con esta moto, sí que le hice con la CBF y con la Africa Twin. Es perfecto para una trail, o cualquier moto con largos recorridos de suspensión, ya que el asfalto está completamente roto y bacheado. En otra ocasión ya hable de este tipo de carreteras cuando subí Estacas de Trueba (une la Vega de Pas con Las Machorras ya en la provincia de Burgos)

No hará más de un mes que se ha abierto al tráfico este puerto, y que después de las nevadas de febrero llegó a acumular espesores de nieve de más de cuatro metros. Buena cuenta de ello dan los neveros que aun te encuentras en las zonas más sombrías resistiendo los rayos de sol de esta primavera que parece que ya empieza a arrancar. La temperatura que marcaba el reloj chino no pasaba de diez grados.






Las abundantes nevadas también se han dejado ver en forma de corrimiento de tierra, siendo varios los que encontramos a medida que subimos





















Poco antes de llegar a lo alto han construido un mirador al que se accede a pie después de subir un montón de escaleras, con un paso bastante incomodo por cierto. Eso sí, merece la pena, ya que desde aquí se puede divisar la bahía de Santander. Pena de cámara de fotos decente:




















En cinco minutos nos plantamos en lo alto del Puerto:







Y esto es lo que dejamos atrás:





Poco más adelante nos adentramos en la Provincia de Burgos, aunque el estado del asfalto sigue siendo el mismo, para llegar a la abandonada estación de esquí de Lunada. Hoy no la he visitado, pero tampoco tiene mucho que mostrar:




Es este punto nos encontramos a no más de quince kilómetros de la primera parada de la jornada, Espinosa de los Monteros, conocida como la cabecera de los Valles Pasiegos. Aquí pararemos en Sancho Garcia a tomar un pincho de tortilla y café en la terraza, que me sienta estupendamente. En este establecimiento ya he comido un par de veces, y es de esos sitios en los que se come de verdad y barato.













Son las once y pico de la mañana y aquí se está de maravilla, pero he de ponerme de nuevo en marcha hacia Reinosa. 

Desde aquí hay unos sesenta kilómetros, que transcurren por la espalda de la Vega de Pas, unidos ambos valles por el Tunel de La Engaña, a cuya boca sur se accede a través de la localidad de Santelices, aunque dejaremos la visita para otra ocasión. La anterior y única vez que lo visite, fue con mi amigo Briz, y se trata de un lugar completamente abandonado, en estado ruinoso y bastante lúgubre, al cual se llega por medio de una carretera de cemento bastante estrecha.


Y dejando atrás Santelices llegamos a Soncillo por una carretera facilona y en muy buen estado y carente de circulación, con una temperatura de unos veinte grados, lo que ha hecho del camino una delicia. Cosa que se ha repetido por la revirada y perfectamente asfaltada carretera que transcurre por la orilla Sur del pantano del Ebro hasta la localidad de Matamorosa


























En Matamorosa hemos cogido carretera de Corconte hasta los pies del Puerto del Escudo. Este camino bordea el pantano por el norte, pero nada tiene que ver con la otra orilla. Esta es mucho más aburrida, mientras que por el otro lado hay subidas, arboles, curvas, bajadas, más curvas, algo de bosque…por el norte hay rectas y poco más que ver…







Sin detenerme encaro el ascenso al puerto del Escudo por su cara sur, subida realmente corta y sin ninguna emoción; enlazando sin parar hasta Puente Viesgo donde paro a tomar un refresco, y para casa que ya son las dos.